Ministerio de Oración

     Pero todo esto es sólo el principio. Hay un largo camino por recorrer. Presentémonos delante del Señor y esperemos en él. Con las nuevas fuerzas que el Señor nos dé, renovaremos nuestro primer amor y el celo de la primera fe, la sencillez y la humildad de nuestra conversión.

Veremos un derramamiento del Espíritu Santo sobre nuestras vidas e iglesia. El Señor restaurará a nuestros hijos y a los que se han apartado.

Conocemos la unidad que tanto necesitamos, porque así dice el Señor: «¿Quién queda entre vosotros que haya visto la primera gloria de esta casa? Pues yo os digo que la gloria postrera será mayor que la gloria primera».

sabiendo que el que nos ha llamado es fiel y que él mismo ha prometido: «Edificaré mi iglesia y las potencias del infierno no podrán impedir su avance».