¿Has experimentado alguna vez el silencio de Dios?
Hace tiempo, cuando atravesaba una temporada de prueba bastante dura en mi vida, hablaba con alguien más maduro en la fe y me quejaba de que Dios parecía no estar escuchando mis oraciones. Esta persona me dijo: “Debes recordar que durante la prueba, es cuando el maestro guarda silencio”.
Esas palabras me desafiaron profundamente por la verdad que encierran. Es cierto: durante la etapa de enseñanza, el maestro habla, responde preguntas y guía el aprendizaje, pero el en el momento de la prueba permanece en silencio, porque allí, donde se “comprueba” si es que el alumno ha aprendido algo.
Lo que me llevó a reflexionar que, el hecho de que estamos pasando una prueba, significa que algo importante está por llegar a nuestra vida. Es como el pueblo de Israel: al pasar la prueba del desierto ¡llegaron a la tierra prometida! Aunque sabemos que, debido a su desobediencia, esa prueba se extendió más de lo esperado.
Lo que quiero decir es que: debemos aprender a enfrentar la prueba con una actitud diferente, comprendiendo que es solo una antesala de algo nuevo y hermoso que está por venir a nuestra vida.
Por eso esta oración de David me parece tan desafiante e impactante. David en más de una ocasión le dijo a Dios en oración: “Examíname, Señor y ¡ponme a prueba!” Salmo 26: