Hemos comenzado una nueva estación en este año, LA PRIMAVERA.
Atrás queda el frio invierno, donde podemos observar los arboles desnudos de sus hojas, las plantas de nuestro jardín o terrazas aparentemente muertas y los días grises y oscuros. En la vida cristiana, la primavera puede ser una metáfora poderosa de lo que Dios hace en nuestros corazones. Al igual que la naturaleza se renueva en esta temporada, Dios desea traer restauración a nuestras vidas, especialmente en los momentos en que sentimos que estamos en “invierno espiritual”:
Efesios 5:14 nos dice: “Despiértate tú que duermes, y levántate de los muertos y te alumbrará Cristo.”
La semana pasada en 1ª Pedro 4 una de las cosas que aprendimos es que debíamos decir BASTA YA y no debíamos seguir lamentándonos de los padecimientos que podamos tener como cristianos. Aquí el apóstol, nos esta diciendo con determinación, que se acabo el lamentarnos, sentir pena de nosotros mismos y estar afligidos, ES HORA DE LEVANTARNOS, ponernos de pie y dejar de mirar atrás.
En Colosenses 2:6-7, se nos exhorta: «Así como recibisteis al Señor Jesucristo, andad en Él, arraigados y sobreedificados en Él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acción de gracias.«
Dios nos ha llamado a florecer y ser luz en el mundo. Como flores que abren sus pétalos al sol, nosotros también estamos llamados a mostrar el amor de Cristo a los demás. Dios nos ha dado la capacidad de dejar las cosas en sus manos, El tratará con aquellas cosas que nos han producido dolor, tristeza etc.
A nosotros nos toca levantarnos lavarnos la cara y ponernos en marcha. EL nos ha prometido que nos alumbrará, y nos dará la capacidad de florecer y ser olor fragante para El y para todos los que están alrededor.
