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La debacle de Occidente

Romanos 1:28 "Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen"
Antonio Pérez, 30 de Marzo de 2025

El mundo occidental, abrazando el pensamiento de filósofos empiristas y evolucionistas ateos y escogiendo la cosmovisión que ellos concibieron: el falso progreso del dios de la ciencia, eligió arreglárselas sin Dios, organizarse sin Él, desterrarle de nuestro medio. Muchos saludaron jubilosos las proclamas del materialismo científico. Pero donde Dios está ausente solo hay vacío, fealdad, infierno, muerte. O Dios o nada. Como ha dicho un tal West, «el absurdo es consecuencia directa de la ausencia de Dios». Un mundo sin Dios, sin mandamientos y sin valores morales, está abocado a la destrucción, la angustia y el caos total, ya que el bien, la belleza, el amor y la felicidad solo están en Dios.

La crisis de Occidente se hace palpable cuando la luz de Dios se oculta por el horizonte. Cuando el sol de justicia se esconde los hombres tiritan de frío, se hunden en la tristeza y la soledad radical. La desacralización conduce a una burda deshumanización. Y estamos recogiendo sus frutos. Alguien ha dicho que «si el temor gozoso y reverente ante la grandeza de Dios ya no nos hace temblar, ¿cómo vamos considerar al hombre digno de respeto? ¿Cómo vamos a preservar su dignidad? Queda reducido a mera mercancía». El paganismo se infiltra en la iglesia cuando ésta se conforma, se adapta al espíritu de los tiempos, y se limita a la búsqueda del bienestar material.

La fe cristiana siempre fue un escándalo para el mundo. Que un Dios eterno se preocupe de nosotros y nos conozca cabalmente, (y todos nuestros pensamientos), que se haya hecho accesible, haya sufrido en la cruz para salvarnos y nos prometa vida eterna es una pretensión irritante para el hombre posmoderno, una nueva que le chirría en los oídos. Pero nuestra fe es confianza total y absoluta en la bondad infinita de Dios. Santo es aquel que fascinado por la belleza y la grandeza de Dios renuncia a todo por el Todo.

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